Vuela alto.
Así ha comenzado el mensaje de hoy. 16 pisos sobre un mar de azoteas.
Luego han llegado quienes se han sumido en las profundidades. Aún con aquellas vistas, no se han acercado a la ventana. No querían mirar. Pero allí estaban.
Vuela alto.
Caíste, para aprender su idioma, para conectar con quienes no comprendías, para sentir su dolor. Ahora, vuela.
Ahora entiendes. Ahora sabes qué se siente. Ahora ves. Ves los matices, lo que ocurre en el interior. Porque lo sentiste.
Vuela alto.
Vuelve a recordar quién eres. Vuelve a recordar que no necesitas nada. Que las cosas van y vienen. Que creamos a cada instante.
Desde aquella ventana de un piso 16 en el centro de Madrid. Allí se podía oír su voz claramente.
Sube alto y mira desde arriba. Cambia tu perspectiva.
Cuando tú quieras. Cuando estés lista. Siente la paz.
Es como el mar. El horizonte. El cielo abierto.
Vuela alto.
En medio de aquellos torbellinos que veía, volaba.
Mientras observaba la oscuridad, volaba.
Me sorprendió la distancia que había entre nosotros, estando sólo a un metro, en la misma habitación.
Volaba.
Por un momento, me atrajo su ilusión, su irrealidad vivida de una manera tan real. Me recordó lo que había ocurrido. Y permitió que viera cómo habíamos actuado, llevados por las dudas, el miedo. Y también cómo lo solté, lo solté todo.
Ahora, volaba.