Querido amigo, ya sabes lo hermosa que es la primavera para mí, llena de color y luz, sobre todo en este mes de Mayo.
7 de Mayo… Hermosa fecha.
Y hermosa la claridad de hoy. Claridad en el corazón.
Hay pocas cosas ya nublando la visión.
Nací con una pequeña protección. Un intento de no percibir. Pero hay cosas que, simplemente, se saben.
Y siempre he sabido.
Sólo que, a veces, ver con anticipación lo que otros apenas llegaban a vislumbrar, hizo que dudara, que me planteara si mis sentidos funcionaban bien, pues lo que veía parecía carecer de fundamento ante los demás.
Seguir a mi corazón, seguir lo que sentía, pasara lo que pasara, requería bastante valor.
Hoy he leído algo que lo explicaba bien, y decía que hemos de saber que el que los demás no nos comprendan no significa que no nos amen.
Hace muchos años, alguien me escribió: «pasa de la gente como yo, que no te entiende». A esto se refería. Pero entonces yo no lo sabía, y no comprendía qué era lo que había que entender y no entendían. Y me esforzaba por explicar…
Y hoy, la primavera, con su luz, ha traído claridad.
La claridad que da también mirar con el corazón. Desde ese punto donde no hay dudas sobre mis propios pensamientos y sentimientos.
Saber que lo que siento, lo que percibo, está más allá del espacio y del tiempo me da paz en el interior.
Saber que no hago nada mal, que mi brújula no está estropeada, que lo que ocurre es sólo que atiende a mi forma de percibir el mundo, y no al mundo en sí, hace que entienda mejor.
Sentir que todo está ya en su sitio, que lo logré, que ya puedo descansar, abre mi corazón.
Y hoy la primavera me ha regalado la luz de mi propia visión reflejada en el exterior.