Nada en la Maleta

Aprendiendo a vivir

La inmensidad del mar

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Querido amigo, hoy he recibido una carta de alguien inesperado. Una de esas personas que, sin conocerla, te llegan al alma, porque sabes que te está hablando directamente a ti. A esa parte de todos nosotros que está unida en el corazón y, por eso, nos reconocemos.

Porque te habla desde la sencillez.

Desde la sensatez.

Desde lo único que realmente tiene sentido.

En un mundo donde tanta gente busca encontrar las normas, reglas y directrices que otros tantos tratan de marcar, determinar y, casi sin darse cuenta, imponer, para tener una estructura a la que agarrarse…

Que alguien te recuerde…

Que alguien se dé cuenta de lo esencial.

Que alguien te dé un toque y te invite de nuevo a mirar al único sitio que realmente importa.

Que realmente existe…

Hoy le hablaba al mar. A la inmensidad del mar.

Y éste, con un guiño, me ha devuelto la mirada en forma de mensaje en una botella de alguien desconocido y, a la vez, tan cercano.

Y me ha devuelto mi propio mensaje.

Y me ha invitado, de nuevo, a vivir mi propia vida y a volver a vaciar mi maleta, una vez más.

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