Nada en la Maleta

Aprendiendo a vivir

8 de enero de 2015
por malva
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Aprender de nuevo a jugar

Querido amigo, estos son tiempos curiosos…

En mis últimas cartas te comenté que me dirigía a verlos, y a verla a ella. Desde entonces han ocurrido muchas cosas, pero en el lugar en que me encontraba escribir un mensaje en una botella carecía de sentido.

Sé que te llegaron mis otros mensajes, esos que van por la vía del corazón, y me alegro por ello. Quizá en adelante sea un poco de cada, pues ya sabes a dónde nos dirigimos.

Separamos la unidad para observarla, para reconocernos en cada parte.

Creamos el mecanismo del olvido para aparentar esa separación y, con ese olvido, empezamos a creer que sólo una de ellas es real, a darle significado a lo que es y a lo que creemos que no es.

El mismo significado de realidad e irrealidad los separa en nuestra percepción.

Estos días la realidad y la irrealidad se han hecho más visibles que nunca.

Y ¿qué es lo que las unía, lo que hacía que ambas estuvieran ahí? Yo.

¿Has visto esas proyecciones holográficas en que parece que todo el mundo se proyecta a tu alrededor? Así es, sólo que el componente principal no es sólo lo que ves, también es lo que sientes por el significado que le das a todo ello.

Mundo extraño cuando lo ves todo a la vez y aparentemente separado.

Más extraño aún cuando lo sientes.

Y, sin embargo, esto es lo que vemos como normal.

Pero nuestra mente humana está diseñada para observar lo parcial. Algo había que crear para obtener la información.

Y a veces entra en un bucle, lo sé… es parte del juego.

Hasta que vuelve a darse cuenta de que no sólo contenemos cada parte, sino que estamos en cada parte.

Entonces, todas se vuelven igual de posibles, igual de reales.

A cada paso, descubres qué quedaba aún en tu maleta.

A cada paso, aprendes de nuevo a jugar.

A cada paso, recuerdas cómo volar.

13 de diciembre de 2014
por malva
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Tú siempre serás Luz

De nuevo vino a recordarme algo esencial. Algo importante para mí:

Tú tienes todas las respuestas.

Y todas están contenidas en el momento actual. El único que existe.

Vas variando de un estado a otro, observándolas todas.

Ábrete a ellas. Ábrete al ahora.

A lo que te gusta y a lo que te resistes.

A tu propia resistencia.

Mírala.

Tiene mensajes para ti.

No hace falta que te vayas a ningún otro lado.

Ni a buscar por qué las cosas no son de otra manera.

Sabes nadar en la oscuridad.

Disfruta de ella.

Porque siempre serás Quien Eres.

Tú siempre serás Luz.

9 de diciembre de 2014
por malva
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Hasta la próxima

Querido amigo, qué gran regalo ha sido encontrarme contigo.

Hemos hablado mucho, así que ¿qué voy a decirte?

Continúo mi camino a visitar a nuestros compañeros y a verla a ella.

Te iré escribiendo cuando pueda, cuando surja, ya sabes.

Esta nota es para dejarte un recuerdo de mi agradecimiento.

Me voy con el alba.

Con amor.

Marga

2 de diciembre de 2014
por malva
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Revelaciones

Querido amigo, ya quedan pocos días para vernos.

Mientras tanto, aquí siguen sucediendo cosas maravillosas.

Cómo puede el mundo cambiar en un instante, gracias a un momento de comprensión, a una revelación.

Revelaciones que llegan sólo después de afrontar el miedo, de volver a optar por nosotros, una vez más.

Y sí, lo cambia todo, en positivo. El corazón se abre. El amor sana todas las heridas, sin cicatrices. Limpio, como si nunca hubiera existido el dolor.

Todo se llena de luz.

Literalmente, una forma distinta de ver el mundo. Un pasado diferente y, por tanto, también un futuro diferente. Una mayor esperanza.

Un poder quedarte en el presente y ver su belleza.

Cuánto estoy aprendiendo en este último viaje…

Querido amigo, felices sueños. Nos vemos al otro lado.

29 de noviembre de 2014
por malva
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Sin sello de retorno

A veces, no sabemos que nos vamos cargando con cosas hasta que la maleta empieza a pesar.

Pensamos que la vaciamos en nuestra última escala, pero, en realidad, se nos olvidaron ahí, porque en la escala, en el descanso, lo que menos quisimos hacer fue revolver cosas pasadas.

Algunas se aligeran solas, simplemente con descansar. Pero no todas.

Y pesan.

Entonces, nos alejamos de las situaciones que nos recuerdan que están ahí y hay que sacarlas, pensando que evitar la situación será la solución, sin darnos cuenta de que ya las llevamos encima.

¿Es la situación o somos nosotros? ¿cómo distinguir entre la situación y lo que yo cargo de ella?

¿Cómo saber si otra persona me está haciendo algo o es mi recuerdo de experiencias pasadas el que no me deja ver con claridad?

¿Es la situación la que me produce incomodidad o es mi propia incomodidad la que veo reflejada en ella?

Querido amigo, estas preguntas me hacía otro de más mis recientes amigos.

¿Qué contestar?

Tú sabes lo que hemos aprendido. Y que cada uno tenemos un mundo personal, y gestionamos las cosas de formas diferentes.

Quizá haya formas de hacer y procesar que yo desconozco.

No pude más que decirle mi experiencia y, cómo no, reflexionar sobre qué tienen que ver conmigo estas preguntas.

Que, cuando uno trata de alejarse de algo, de sacar algo de su vida, es porque se ha saturado de esa situación, pero no con los demás, sino con su forma de vivirla.

Es normal que quiera alejarse. Vivir de otra manera.

Necesitamos tiempo.

Que, a los que estamos alrededor, quizá nos gustaría decirle lo que vemos. Ayudar.

Pero nadie más que él, o ella, puede vaciar su maleta.

Incluso, aunque nos culpe a nosotros de su peso.

Y si eso te duele, te mueve, mira a ver, porque quizá hay un peso parecido en la tuya que se agita y levanta la mano al ser nombrado.

Es cansado ir de puntillas con los demás, tratando de no agitar demasiado sus maletas, sobre todo, las que ya están saturadas, por miedo a que estallen o decidan alejarse de ti.

Sé tú mismo, tú misma. Con amor, con comprensión, pero sé tú.

Afronta el miedo.

Ámate.

Ten valor ante las decisiones de los demás.

Aunque sean por algo que tú crees no gestionado.

Creamos este mundo para eso, para experimentar lo que era viajar con carga, y aprender a soltarla por nosotros mismos.

Vivir el momento. Aprender de él.

Aprender a que el contenido de esa maleta vaya rotando solo, cada vez en menos tiempo, hasta que no se llene en absoluto, que las cosas que vivimos las aprovechemos en el momento, tanto las que nos traen alegría como las que nos traen tristeza.

Que podamos mirarlas a la cara y dejar de observar de reojo.

Hoy una compañera hablaba de eso también. De vivir y aprender de la situación.

De encontrarnos a nosotros mismos en ellas.

Que, cada cosa que nos mueve, viene a recordarnos algo que aún tenemos dentro.

Que, si algo nos toca, no son los demás, somos nosotros que nos recordamos lo que aún no hemos soltado.

Y soltar no es abandonar. Es poder mirar a la otra persona y ver nuestro amor en ella, en lugar del rencor.

No todas las situaciones han de mantenerse. No todas las relaciones. Algunas, simplemente, se acaban.

Otras, que pensamos que se acaban, quizá son las que vale mantener.

El amor ayuda a diferenciar. A distinguir un final de una huida.

Y también a comprender que, quizá, la otra persona cargue aún cosas en su maleta.

Cosas que intuimos, pero que no nos corresponden, ni podemos gestionar.

Cosas que sólo podemos amar. Y para amar sin heridas que interfieran, hemos de vaciar nosotros la nuestra.

Ante las preguntas de mi nuevo amigo, sólo pude responder 2 cosas:

  1. Siempre, siempre, es tu propia carga la que te pesa. No la otra persona.
  2. Aunque todo sea reflejo tuyo, no puedes gestionar la carga de otro. No puedes modificar la vida ni la visión de la otra persona. Sólo tu visión sobre ella.

Uno, una, puede ser libre al lado de cualquier persona, porque la libertad real está en el interior.

Y puede estar encadenado, encadenada, en soledad.

Alejarnos ayuda a ver, a encontrar nuestra propia libertad.

Aislarnos por el dolor da tiempo a sanar las heridas.

Y pararte por el peso de tu maleta puede ayudar a no llenarla más, a descansar .

Pero, aunque el mundo cambie, aunque las circunstancias y la gente sean otras y, aparentemente, las cosas ya no estén ahí, cuando quieras volver a caminar, tu maleta seguirá siendo la misma.

Éstas vienen con sello de no retorno, y no las puedes abandonar.

26 de noviembre de 2014
por malva
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Sueña

Querido amigo, te llevo un regalo especial.

Una copia de mi cuaderno de viaje.

Te he ido contando lo más importante de cada día. Ahora tendrás también los detalles, las reflexiones, las curiosidades 🙂

Hay unas cuantas anécdotas… Con unos patos, con las arañas… Bueno, ya los verás. Te vas a reír un rato.

Y comprobarás también con qué claridad han llegado las conexiones que hemos hecho fuera de estas botellas.

Me llena de ilusión volver a verte.

Guárdame un sitio en la fiesta de la Luna. Hablaremos de muchas cosas.

Sueña.

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24 de noviembre de 2014
por malva
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Vuelvo a verte

Querido amigo, tengo noticias que creo te gustarán.

Un giro inesperado de las circunstancias ha cambiado el rumbo de mi viaje y pronto pasaré cerca de allí. Antes de dar una nueva vuelta al reloj.

Ha sido un año lleno de emociones. Sobre todo eso, emociones.

Aún me impresiona lo intensamente que podemos vivir, incluso si permanecemos en un mismo lugar.

Realmente, si he de contar con más detalle, todo empezó 6 meses antes.

Ya sabes que nací a mitad de año, así que, para mí, los años van de Julio a Junio.

Y fue justo un día antes de mi cumpleaños cuando todo cambió, en 2013.

Y después del cambio comenzaron a sucederse una serie de viajes, actividades y movimientos. De todo lo que aún estaba a las puertas. Que ya no era tanto, pero quizá sí era lo más profundo.

Profunda sería la palabra. Me sumergí en las profundidades.

Lo que hice me llevó a la más profunda tristeza, y a descubrir lo que ella tenía para mí.

Si alguna vez tenía que morir en esta vida, fue ahí. Ya lo había hecho antes, pero esta vez fue diferente.

3 x 13, 3 ciclos de transformación. Comenzaba el año 39, y terminaba. Con el mayor movimiento interior que recuerdo en esta vida.

Tres años antes había comenzado el exterior. Todo se había dado la vuelta.

Y tuvieron que juntarse seres muy separados en la distancia, pero muy cercanos en el corazón para poder dar ese giro, para comenzar a mover la rueda que lo cambiaría todo de lugar.

Tres años muy diferentes unos de otros, donde todo lo exterior se movió. Un movimiento que decidí seguir también en el interior.

Y ya me conoces… todo lo vivo con intensidad.

Este último fin de ciclo ha sido, sin duda, eso… intenso.

Justo después, comenzó este viaje. Y mi maleta iba esta vez mucho más ligera.

Debía aligerarla para lo que iba a llegar.

¿Qué queda ahora, después también de un pequeño descanso?

Hay distancias que parecen mayores que antes. Hay vacíos que parecen aún más palpables. La tristeza es ahora parte de mí.

Y todo, ¿para qué?

Para recordar que la distancia nunca existió. Que la carencia no es real. Que la alegría es más verdadera cuando la tristeza ha dejado de estar oculta.

Para poder mirarlas a todas a la cara, situarme en medio de la paradoja, y dejar salir el amor, por las venas que ahora ya están libres.

Para encontrar el milagro.

Ahora, la magia se hace palpable, y en un giro inesperado vuelvo a verte.

22 de noviembre de 2014
por malva
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Mirar desde el umbral

Querido amigo, hay ocasiones en que el sentimiento es tan grande, tan abrumador, que no hay palabras para describirlo.

Los veo al otro lado del umbral y me preguntan «¿estás lista?».

Entonces observo cómo ese estado que tanto parece que deseamos alcanzar deja de ser tan llamativo cuando ves y sientes lo que antes sólo creías: que siempre ha estado en tu mano.

Es tan hermoso mirar desde aquí…

19 de noviembre de 2014
por malva
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Lo que siempre estuvo ahí

Hay momentos en que está tan cerca de mí que ya no distingo si es ella o yo.

Y tampoco me importa.

Sentir su presencia es sentir la paz, la calma… la serenidad.

Y, a la vez, saber que cualquier emoción es válida.

Ser libre para sentir.

Quizá alguna vez tuve la idea de que la conexión está en los momentos de calma.

Ella me enseñó la gran conexión que hay, también, en cada sentimiento, sea cual sea.

Y en cada circunstancia.

No comprendo aún la relación entre las causas y sus efectos.

Sé cómo sanar enfermedades, y eso ya es mucho, pero no sé crear un efecto determinado.

Ella consigue que no me importe.

Cuando llega, la ilusión se desvanece y me acuerdo de que lo que siento es inmutable. Siempre está ahí, sea cual sea la circunstancia y los «otros» sentimientos.

Me ayuda a escuchar de nuevo y ver que sigue ahí, donde siempre ha estado y como siempre ha sido.

Y sólo lo inmutable refleja la Verdad.

Puedes quedarte en el centro y mirar a ambos lados. Ver la paradoja.

Entonces, ya no necesitas agarrarte a nada, ni dudar de nada.

Convencerte de nada ni probar, ni experimentar.

Entonces encuentras la certeza de lo que es puramente tuyo.

Hay quien lo llama Dios. Para mí, sólo es ella. Y es tan grande que puede que lo sea.

Quién sabe… quizá es la partícula de Dios que es parte de mí.

Puede que le pregunte a Rumi si lo veo por ahí.

Querido amigo, tú la conoces. La has visto casi tantas veces como yo.

Hoy vino a recordarme lo que siento y a darme de nuevo el valor para sacarlo a la luz.